VERDADEROS REFORMADORES
“Y será predicado este evangelio del reino en todo el mundo”
Mateo 24:14b
Nos acercamos al segundo semestre de este año y es en este punto donde por lo general, hacemos un balance de lo vivido. Con seguridad muchos coincidimos en que estos primeros meses fueron meses intensos a nivel social y político, pues frente a la amenaza que se respiraba por parte de ideologías que querían levantarse para traer destrucción y pobreza para nuestras familias, la iglesia en su papel de atalaya, tuvo una participación fundamental desatando protección, orden y los propósitos del cielo, gracias a la revelación que hemos recibido del poder de la Sangre de Jesús. Pero lo cierto es que aún tenemos grandes desafíos por conquistar.
¿Por qué, aunque han existido grandes avivamientos a lo largo de la historia de la humanidad, aún vemos periodos en los que se levantan decretos de inmoralidad, corrupción, enfermedad, violencia y pobreza? El Espíritu Santo ha venido hablando al corazón de nuestros pastores César y Claudia Castellanos revelando que estamos viviendo un tiempo de gracia como iglesia en el cual debemos volver al original y pasar de ser un liderazgo cómodo y satisfecho dentro de cuatro paredes, que deja en otros la responsabilidad de influenciar en la sociedad, a ser una iglesia que capaz de infundir la relevancia del evangelio a todas las esferas de acción en nuestra cultura, no solo en momentos decisivos sino permanentemente.
Creemos firmemente que la Biblia está llena de respuestas para transformar todas las naciones de la tierra. Por eso, tan valioso como ganar vidas para el Reino, lo es el hacer de cada persona un reformador, una persona que afecte puertas de la sociedad tales como el gobierno, la prensa, las comunicaciones, las artes, el mercado laboral, la educación y la familia.
En la actualidad, hemos sido testigos de cómo un gran número de jóvenes han sido influenciados por la corriente de ideologías incorrectas ¿qué estamos haciendo nosotros? ¡No podemos quedarnos en una pecera! Es tiempo de orar diferente si queremos ser reformadores, es tiempo de adquirir una nueva naturaleza y actuar, es tiempo de regresar a ese mandato descrito en Génesis acerca de ser administradores de toda la creación, trabajando bajo el poder del Espíritu Santo, no solamente para llevar a las personas a la salvación sino para hacer de cada una de ellas maestros que enseñen a las naciones, conforme a los principios del Reino de Dios.
No importa si eres joven o no, tu condición social, tu nivel educativo, tu raza, nacionalidad o cultura, Dios te ha llamado a un destino y te ha dado un propósito que cumplir en tu generación. Este es el momento de reiniciar tu manera de hacer el ministerio y levantarte como un verdadero reformador que lleva la luz de Dios al nuevo milenio.