Como mujeres, muchas veces vivimos experiencias que causan heridas emocionales, traen desgaste emocional, afectan nuestra salud, nos roban la fuerza y por ende el gozo. ¿Alguna vez te has sentido así? Quiero decirte que cada quebranto en tu vida, ya fue tomado por Jesús. Él es quien sana tu corazón y guarda tu propósito, pero para esto debes recibir la revelación de lo que Cristo hizo por ti en la Cruz para convertirte en una mujer que adora genuinamente.
Hay un ejemplo hermoso en la Palabra, exactamente en el Antiguo Testamento, y es el de Abraham, el padre de la fe. Cuando Dios le pide que ofrezca a su hijo en sacrificio.
Adorar a Dios no depende de un lugar en particular, sino simplemente una actitud correcta, tal como la que tuvo Abraham. ¿Cómo podemos nosotras hoy convertirnos en adoradoras? Cuando Abraham tenía el deseo de adorar a Dios, llevaba consigo varios elementos: La leña, el holocausto y el fuego; si no encendía la leña y se consumía el sacrificio, él no podía acercarse a Dios.
- El primer elemento es la leña, el cual representa la Cruz.
- El segundo elemento es el holocausto, el cual representa el sacrificio.
- El tercer elemento es el fuego, el cual simboliza al Espíritu Santo.
El poder de la Cruz
Para ser una adoradora, para entrar en la presencia de Dios, el único camino es la Cruz. Debes creer que Jesús llevó tu pecado, también debes creer que llevó tu enfermedad, toda tu opresión, tu ruina o escasez y toda maldición familiar, material y espiritual. Para que puedas ratificar la victoria que Jesús nos dio, necesitas comprender el mensaje de la Cruz, pero solamente lo puedes hacer por medio de la revelación divina. Cuando vives la revelación de la Cruz, tu mente se abre y puedes darte cuenta de las inmensas riquezas que yacen a los pies de Jesús: los tesoros de sanidad, restauración familiar, la prosperidad económica y la plenitud de tu desarrollo ministerial.
Una vida en el altar
Por eso nosotras también debemos entregarnos como sacrificio vivo, santo y agradable a Dios. para esto debes buscar la mansedumbre y humildad de corazón. Aprende de Jesús y sus enseñanzas. Ante diversas circunstancias, tú puedes preguntarte: ¿qué haría Jesús en mi caso?. Este interrogante es lo que te dará la respuesta cuando necesites definir una norma de conducta. ¿Qué lugar ocupa Dios en tu día? ¿Abres las Escrituras para leer Su Palabra? ¿Tienes compromiso con la Visión?. La entrega también implica pagar un precio y vale la pena, pues con sacrificio llegarás a reunir las características para ser una genuina adoradora.
El Fuego
El fuego simboliza la presencia del Espíritu Santo, sin Él no podemos ser adoradoras. ¿Qué hace el fuego? quema la escoria, quema el sacrificio, lo consume. ¿Quieres ser una adoradora? Cuando entres en oración, debes sentir literalmente que el fuego viene sobre usted y te consume. Cuando mediante la Cruz tú logras convertirte en un sacrificio de olor grato a Dios, consumido por el fuego del Espíritu, tú recibes las mismas 4 bendiciones que tuvo Abraham:
- De ti saldrá una gran nación.
Si has experimentado esterilidad ministerial, debes pasar por la cruz para engendrar la visión de las multitudes en tu vida. El Señor le dijo a Abraham: “De ti saldrá una gran nación”. Y esta palabra va dirigida no solo a Abraham, sino también a ti y a mí. Comienza con una célula y el Señor te respaldará trayendo multiplicación. Si eres una verdadera adoradora, serás una madre de multitudes.
- Tendrás un nuevo nombre.
Ya no te llamarás “fracasada”, “amargada”, “pobre”, “abandonada”, “débil”, “estéril”. Tal vez hayas sido marcada con palabras negativas propias o de terceros, pero quiero decirte que si eres una adoradora, Dios te cambiará el nombre, te llamará “hija”. Tu nombre será cambiado cuando entres en la práctica de la genuina adoración.
- Dios será tu proveedor.
Debes saber que Dios conoce tu necesidad. La adoración hace que Jehová Jireh actúe a través del Espíritu Santo dándote la provisión, porque Él está contigo. Si eres una genuina adoradora, serás como un gran árbol, lleno de frutos y serás de bendición para muchos, porque conocerás a Jehová Jireh obrando en tu vida.
- Dios te dará protección.
Cuando eres una adoradora, la protección de Dios rodea tu casa y a cada uno de los miembros de tu familia, levantando murallas alrededor de tus seres queridos y de tu propia vida.
Quizá conozcas del Señor hace bastante tiempo y es posible que aún no hayas experimentado la verdadera revelación de la Cruz; esta es una vivencia maravillosa pero tiene que ser personal. Si no la has experimentado aún, no te puedes perder de nuestra Convención de Mujeres «Un Sólo Corazón». Ven con tus discípulas y tus amigas, ¡será un tiempo sobrenatural!