“Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable”.
1 Pedro 2:9
ALGO EN QUE PENSAR
Muchas veces relacionamos la iglesia con un lugar, o con ciertas personas, o con actividades en particular; pero tal vez no somos conscientes que Dios ve a Su iglesia como Su pueblo amado, y le pone un título oficial: la esposa de Cristo. ¿Cuál es el deber de una esposa dentro del matrimonio? La esposa le debe fidelidad, amor, cuidado, respeto y sujeción a su esposo. En el caso del esposo, sus funciones a la inversa no varían.
Es importante entender que nosotros, la iglesia de Cristo, somos parte de un pueblo escogido por Dios con un propósito predeterminado, y que tenemos como compromiso permanecer fieles a Él, honrarlo, obedecerlo, cuidar mi relación a diario con Él y amarlo por encima de todas las cosas. En cuanto a Jesús, sabemos que Su naturaleza y Su compromiso hacia nosotros siempre será de fidelidad, amor, cuidado, protección, salvación, restauración y perdón.
Hay un plan determinado por Dios para nosotros, Su pueblo, y es poder ser renovados hasta ser nuevas criaturas como dice 2 Corintios 5:17. En este plan, Él nos ve como parte de un linaje exclusivo y de realeza, llamados para alcanzar grandes cosas y para anunciar las virtudes de Dios, trayendo luz en medio de las tinieblas.
Veamos los propósitos de Dios para redimir a Su iglesia y hacerla Su tesoro más especial:
- UNA RELACIÓN PERSONAL Y DIRECTA CON DIOS
“Ninguno de ellos podrá en manera alguna redimir al hermano, Ni dar a Dios su rescate”.
Salmos 49:7
La Palabra es clara cuando nos dice que nadie puede redimir a su hermano. Sabemos que la única manera de ser redimidos es por medio de la Sangre de Jesús, que nos libra del poder del enemigo y de todo dardo del adversario que quiera hacernos daño.
Por eso, el primer propósito de Dios con nuestra redención es que podamos tener una relación directa y personal con Él, dejándonos seducir por la dulce presencia de Dios.
Tal vez muchas personas de la Biblia, a lo largo de cada historia del Antiguo Testamento, no pudieron comprender este principio, por estar interesados más en la Ley, en las bendiciones materiales, y en la Tierra Prometida. Pusieron su mirada en esas cosas, y por esta razón se perdieron de tener una relación maravillosa, directa e íntima con Él. Incluso hoy en día, muchas personas no entienden que el propósito de Dios siempre será atraernos hacia Él.
Es tiempo de buscar a Dios intensamente y vivir para Él.
- SOMOS SU PROPIEDAD EXCLUSIVA
“Pero si permaneces fiel, incluso cuando te enfrentes a la muerte, te daré la corona de la vida”.
Apocalipsis 2:10b NTV
El segundo propósito de la redención es que Dios hace de los redimidos Su propiedad exclusiva. Esto lo expresa la Palabra en 1 Pedro 2:9a NTV “Pero ustedes no son así porque son un pueblo elegido. Son sacerdotes del Rey, una nación santa, posesión exclusiva de Dios”.
Esto indica que Dios quiere hacernos algo personal, especial para Él. Esto habla también de que, a pesar que somos parte de una gran congregación, Dios siempre está mirándonos con particularidad a cada persona que hacemos parte de ella. Él se preocupa por nuestras necesidades, escucha nuestro clamor, se alegra con nuestras victorias y nos fortalece en los momentos de dificultad.
Él es un Dios personal, que conoce a fondo el estado de cada persona y actúa a favor de aquellos que han sido redimidos.
- SOMOS UN PUEBLO NUEVO
“Porque la porción de Jehová es su pueblo; Jacob la heredad que le tocó.”
Deuteronomio 32:9
El propósito de Dios se centra en Su pueblo redimido, Su porción, Su deleite.
Debemos deshacernos de la idea que Dios está muy ocupado y que tal vez no tiene tiempo o interés en nuestras necesidades, porque por el contrario, Él se deleita con Su pueblo y siempre quiere sacarnos en victoria.
Sin embargo es bueno entender que Su meta definitiva no es solo redimir individuos, sino también crear un pueblo nuevo, especial, diferente, con la marca correcta. Por eso Dios quiere, como dice Su Palabra, que podamos compartir a otros sus virtudes y expandir Su reino aquí en la tierra.
“Dios invierte en personas. Está mucho más interesado en las personas que en las cosas». (Dr. Derek Prince)