NUESTRAS ARMAS ESPIRITUALES

“Díganlo los redimidos de Jehová, los que ha redimido del poder del enemigo”.

Salmos 107:2

ALGO EN QUE PENSAR

Debemos ser conscientes que mientras estemos en este mundo, estaremos luchando contra fuerzas adversas de maldad que operan en los aires. Alguien le preguntó a un general inglés, quien era conocido por sus victorias en el campo de batalla: – “General, en guerra entre dos ejércitos ¿cual tiene la opción de ganar?” Este hombre respondió: “El que avanza”.

Muchos creyentes, no entienden la manera de hacer guerra espiritual porque desconocen la autoridad que les fue delegada y no saben usar las armas que el Señor ya puso a su disposición. Es deber del guerrero conocer muy bien sus armas y volverse diestro en el manejo de ellas.

Gracias a la obra redentora en la Cruz del Calvario, Jesús trazó y abrió un camino para que anduviéramos en él, depende de nosotros transitar por esa senda de bendición. Debemos entender que en esta guerra se nos ha delegado autoridad para vencer al enemigo.

Los siguientes principios, son armas espirituales que nos ayudarán no solo a orar eficazmente, sino a obtener victoria sobre el adversario:

  1. DEBILITAR LA FUERZA DEL ENEMIGO

“Ninguno puede entrar en la casa de un hombre fuerte y saquear sus bienes, si antes no le ata”.

Marcos 3:27a

La manera de debilitar la fuerza del enemigo en cualquier guerra, es atando al hombre fuerte. Satanás sabe que cualquier persona que conozca estos principios espirituales y los ponga en práctica, lo vencerá. La muerte de Jesús fue la derrota total sobre el adversario, por eso cuando queramos atar al enemigo, debemos hacerlo en el nombre de Jesús, pues él sabe que es Jesús la persona que lo ató, derrotó y venció.

Al usar el nombre de Jesús, no solo activamos el poder de Cristo para que actúe, sino que desenmascaramos al enemigo quitándole su influencia de nuestra vida, de nuestra familia, de nuestros bienes, de las finanzas, de la ciudad y de la nación.

  1. CANCELAR ARGUMENTOS

“Anulando el acta de los decretos que había contra nosotros, que nos era contraria, quitándola de en medio y clavándola en la cruz, y despojando a los principados y a las potestades, los exhibió públicamente, triunfando sobre ellos en la cruz”. Colosenses 2:14-15

Todos los argumentos que fueron levantados por palabras, pensamientos o acciones, fueron anulados y destruidos en la Cruz del Calvario. Cristo ya pagó nuestra deuda, perdonó todos nuestros pecados, los anuló y en la Cruz nos dio la victoria.

Cuando entendemos que la guerra espiritual es una guerra de argumentos, nuestra oración cambia y recibimos el milagro del intercambio. Esto significa que todo lo malo que hay en nosotros, toda herencia de maldición que esté causando aflicciones familiares, emocionales y financieros, es absorbida por el poder de la Cruz y cancelada a través de la Sangre de Jesús.

  1. APLICAR LA SANGRE DE JESÚS

“Y ellos le han vencido por medio de la sangre del Cordero y de la palabra del testimonio de ellos, y menospreciaron sus vidas hasta la muerte”. Apocalipsis 12:11

La Sangre de Cristo es algo que los demonios no pueden resistir. Nosotros debemos aplicar a diario la Sangre de Jesús sobre nuestra vida, sobre nuestros cónyuges, nuestros hijos, nuestros padres, hermanos, seres queridos y sobre todos lo que el Señor nos ha entregado, para que ningún mal los alcance. Al hacerlo, se levanta un cerco de protección en el mundo espiritual, el cual el enemigo no puede atravesar.

No es suficiente creerlo y pensarlo, es necesario confesarlo. La confesión debe salir de nuestros labios, tienen que ser palabras expresadas en voz alta. Si confesamos con fe, de inmediato la atmósfera y las circunstancias cambian, los cielos se despejan y el infierno retrocede.

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