DE LAS TINIEBLAS A LA LUZ ADMIRABLE

Por MCI

“Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable”.

1 Pedro 2:9

ALGO EN QUE PENSAR

Recordemos que cuando Jesús vino a este mundo, éste se encontraba en completa oscuridad, mas Su venida vino a ser el Sol de Justicia que llegó a resplandecer en nuestros corazones. “El pueblo asentado en tinieblas vio gran luz; Y a los asentados en región de sombra de muerte, Luz les resplandeció” (Mateo 4:16).

Debemos entender que Jesús no es cualquier luz, Él es la única luz de este mundo y que por medio de Él todas las cosas fueron hechas. La fe en Jesús nos sacó de la oscuridad del pecado, nos integró como parte de Su cuerpo, y esto hace que la Sangre de Jesús nos limpie de una manera permanente de todo pecado y maldad. Por eso, debemos aprender a confesar lo que la Sangre de Jesús hace por nosotros al declarar: “Por cuanto ando en la luz y en la comunión, la Sangre de Jesucristo me limpia ahora y para siempre de todo pecado”.

Gracias a Su sacrificio en la cruz del Calvario, fuimos hechos sacerdotes con una naturaleza santa y fuimos llamados a conocer esa Luz Admirable que es Jesús.

Cuando entendemos que Jesús es la Luz de este mundo y que Él vino para rescatarnos por medio de Su Sangre, podemos entender con claridad lo que nos enseña la Palabra en 1 Juan 1:7 “Pero si andamos en luz, como él está en luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado”.

Veamos algunos aspectos que debemos tener en cuenta y poner en práctica en nuestra vida para ver el poder de la Sangre de Jesús actuando a nuestro favor:

  1. SER LUZ

Cuando hablamos de ser luz, estamos haciendo referencia a ser testimonio ante los demás.

Vivimos en un mundo donde la inmundicia del pecado y la maldad aumentan a diario y quieren salpicar nuestra vida, pero al andar en luz así como Jesús está en la luz, viene santificación y purificación, y somos protegidos de toda contaminación del mundo.

“Purifícame con hisopo, y seré limpio; Lávame, y seré más blanco que la nieve.” (Salmos 51:7). En la antigüedad, las ramas de hisopo servían para que los hombres pintaran las puertas y los dinteles de las casas con la sangre del cordero que sacrificaban para que la sombra de muerte no los tocara. En nuestros días, ese hisopo representa claramente el poder que hay en la confesión de la Sangre de Jesús sobre nuestras vidas; el salmista David lo entendía y tenía claro que la única manera de ser purificado y de vivir una vida en santidad era por medio de la confesión.

Es necesario confesar nuestros pecados y todo argumento que pueda haber en el mundo espiritual en nuestra contra, pero también debemos confesar el poder que tiene la Sangre de Jesús para limpiarnos de toda maldad.

  1. TENER COMUNIÓN CON OTROS

Cuando haces parte de una célula, de un equipo de 12, de un ministerio, estás en comunión con las personas correctas.

Es importante contar con personas conforme al corazón de Dios, ya que ellos serán quienes te edifiquen y siempre te motivarán a seguir el camino de la fe. Es importante cuidar del círculo íntimo que te rodea, porque muchas veces el adversario interpone personas con un corazón incorrecto que lo único que hacen es apartarte del camino del propósito de Dios.

“El hombre que tiene amigos ha de mostrarse amigo; Y amigo hay más unido que un hermano.” (Proverbios 18:24)

Es importante valorar las amistades en Dios, porque ellas edifican, motivan y consuelan y Dios las usará para guiar tu vida a través de los consejos correctos. También es necesario evaluar si hay algún argumento de división o contienda entre hermanos, identificarlo y llevarlo a la cruz del Calvario para que venga libertad.

Ser luz es estar en paz con nuestra familia, las personas cercanas, amigos, consiervos, discípulos, y siempre dejar la mejor huella en ellos.

  1. REFLEJAR LA LUZ

“Vosotros sois la luz del mundo; una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder. Ni se enciende una luz y se pone debajo de un almud, sino sobre el candelero, y alumbra a todos los que están en casa. Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos.” Mateo 5:14-16

Es tiempo de ponernos en evidencia y de anunciar a los demás acerca del amor de Jesús y de Su salvación.

Cuando hemos sido limpiados de todo pecado, podemos con libertad correr la carrera y hacer que muchos puedan llegar a los pies de Cristo. Que seamos como esa voz en medio del desierto, que lleve el mensaje de fe y esperanza a todos aquellos que lo necesiten.

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