ADOPTANDO UNA NUEVA NATURALEZA

“Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y señoree en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en todo animal que se arrastra sobre la tierra”. Génesis 1:26 

ALGO EN QUE PENSAR

El Dr. Derek Prince comentaba que “en la época del imperio romano, cuando un general obtenía una gran victoria, el Senado se reunía en pleno y decretaba una ley; en esa ley establecía un día de honra para ese general durante el cual se le asignaba una carroza jalada por un caballo blanco, y el general iba montado en ella. El pueblo salía a las calles o a los balcones, muchos iban como en procesión detrás de este festejo. En esa exhibición, el general llevaba consigo a los que había tomado cautivos: iban encadenados generales, reyes, gobernantes, príncipes, etc., marchando detrás del carruaje.

Después de ellos, iban los trofeos del general, quizás algún oso, tigre, o león, algún animal que los romanos no conocían y que los presentaban ante el pueblo que aclamaba; detrás de ellos estaba la gente aplaudiendo la victoria del general.” Así mismo, Cristo ya despojó a los principados y en el carruaje está nuestro General, quien se llama Jesús de Nazaret: Él va en el carruaje exhibiendo Su triunfo. Es lo que Pablo dice: “porque despojando a los principados y las potestades, los exhibió públicamente triunfando sobre ellos en la Cruz del Calvario” (Colosenses 2:15).

Esos principados que te afligieron, te doblegaron y te oprimieron, Jesús ya los venció y los quitó de tu vida, los quitó de en medio de los aires donde vives y los exhibió públicamente en la Cruz.

El Señor siempre ha querido plasmar en nosotros Su carácter, pero es necesaria la semejanza en nosotros, es decir, ese soplo del Espíritu Santo en nuestras vidas, que nos lleva a experimentar un cambio de naturaleza. Muchas veces no podemos conquistar ni avanzar porque hay argumentos  que el enemigo exhibe en tu contra para quitarte la autoridad y avergonzarte, pero aquí están las pautas para que podamos adoptar la naturaleza del Espíritu:

  1. SER UNO CON JESÚS EN LA CRUZ

Fue el profundo amor de Jesús por el hombre que lo llevó a enfrentar el suplicio de la Crucifixión; fue por amor a nosotros que derramó hasta la última gota de Su cuerpo llagado hasta morir en la Cruz para darnos una vida victoriosa. Todos sabemos que la compasión viene al ser humano cuando éste ha tenido que atravesar por una experiencia difícil. A quien vivió en el pasado el abandono y conoció el amor del Padre, le es más fácil ayudar a aquellos que están pasando por esa misma situación.

De igual manera, aquél que batalló con alguna enfermedad y luego recibió la sanidad, se identifica con los que padecen dolencias físicas. Lo mismo sucederá en tu vida si puedes llegar a sentir lo que Jesús experimentó en la Cruz del Calvario, porque ésto te permitirá ayudar a muchas personas que de otra manera nunca podrían llegar a vivir esta revelación.

Si la Cruz es un símbolo de maldición, ¿por qué se ha constituido en un gran símbolo de bendición? Porque es el árbol donde Dios quitó toda maldición para poder darnos Su Bendición; todo lo malo que nosotros éramos quedó en Jesús, y a través de la Cruz, todo lo bueno que era Jesús pasó a nosotros mediante nuestra fe en Él.

Determínate a experimentar la revelación de la Cruz en tu vida por medio del Espíritu Santo, creyendo que nunca más serás el mismo. “Pero lejos esté de mí gloriarme, sino en la cruz de nuestro Señor Jesucristo, por quien el mundo me es crucificado a mí, y yo al mundo.” (Gálatas 6:14)

  1. CREER A SU PALABRA

“Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios.”Romanos 10:17

Dios nos ha dado la capacidad de creer para cambiar las circunstancias positivamente y para esto es indispensable oír lo que Dios dice al respecto. Todo lo que queremos conquistar debe estar respaldado por Su Palabra. En la Palabra de Dios está la semilla de vida, y cuando cae en un corazón sano y lleno de fe, esa semilla germina y da el fruto del milagro que se desea, pues todo el poder de Dios está condensado en Su Palabra y sólo nuestra fe lo activa y lo pone en acción.

El éxito de oír la voz de Dios depende de nuestra atención para entender y cumplir el propósito divino. Debemos saturar nuestra mente con la Palabra de Dios, porque de esta manera nos sorprenderemos de todo lo que podremos hacer en Su nombre, sólo por el hecho de creer a Su Palabra.

Si tal vez has estado pasando por altibajos en la fe, es la hora de recibir el aliento de vida que solo proviene del Espíritu Santo y confiar plenamente en el Señor, entrégale tu vida sin reparos y permite que Él te bendiga de maneras sorprendentes.

  1. PONER EN ORDEN LA CASA

Antes de crear al hombre, Dios trabajó cuidadosamente en el lugar donde éste viviría. “Y la tierra estaba desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo, y el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas.” (Génesis 1:2)

Antes de que Dios empezara a formar la creación, todo era caótico y oscuro, pero Él lo transformó en algo hermoso. El Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas, y esto nos muestra que Él puede transformar las situaciones más caóticas, adversas y difíciles en un huerto de bendición. ¿Cuáles son las áreas de tu vida que han estado fuera de orden?

Examina tu vida e identifica si el enemigo ha traído caos y pide que venga la luz de Jesús sobre tu vida, porque así como sucedió al comienzo de la creación, que con una sola declaración todo cambió, así mismo sucederá con tu vida, porque el Señor restaurará tu vida y traerá orden. “Y dijo Dios: Sea la luz; y fue la luz.” (Génesis 1:3).

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