UN FUNDAMENTO QUE PERDURA

Por MCI

Porque nadie puede poner otro fundamento que el que está puesto, el cual es Jesucristo”.

1 Corintios 3: 11

ALGO EN QUE PENSAR

En las escrituras vemos cómo Jesús le enseñó a sus discípulos con una historia muy práctica: les contó acerca de dos hombres, uno prudente que construyó su casa sobre la roca, y otro hombre insensato que edificó su construcción sobre la arena, y que al pasar los vientos, las lluvias y las tormentas sobre la primera casa, ésta se mantuvo firme; sin embargo la casa del segundo hombre de la historia no se pudo sostener porque su fundamento no era estable (Mateo 7:24-27).

Esta misma enseñanza la podemos aplicar a nuestra vida: aunque venga el día de prueba, o momentos de desafíos que pongan a prueba nuestra fe, todo dependerá del fundamento en el que estamos edificando. Debemos entender que el fundamento correcto para que nuestra vida permanezca es Jesús, quien es esa roca sobre la cual podemos construir.

Debemos entender que Dios es el arquitecto de nuestra vida, el constructor de nuestro futuro y Él es experto en levantar edificaciones que nadie pueda derribar, porque Él tiene los planos originales, el libreto original escrito para nosotros. Él tiene la capacidad de tomar en Sus manos personas ordinarias y hacer de sus vidas obras de gran valor.

Para comprender mejor esta parábola y lo que Jesús le quería enseñar a sus discípulos, es bueno que podamos entender cómo funciona en la vida real una construcción, teniendo en cuenta que cada paso es esencial para que una edificación permanezca:

 

  1. ANALIZAR Y PREPARAR EL TERRENO

Es en esta etapa donde se hacen los estudios de suelos, donde estudian la condición geológica del terreno. Aquí se determina la composición de los elementos del terreno en las capas de profundidad, es decir, de qué está hecho el terreno.

Si lo aplicamos a nuestra vida, éste paso es necesario: debemos examinarnos a diario y analizar la condición real de nuestra vida espiritual, y permitir que el Señor trabaje en nuestro interior para cambiar todo lo que pueda estar fuera de orden en nuestro espíritu, nuestras emociones, pensamientos, palabras, etc. Es en esta etapa donde Dios nos lleva a doblegar nuestra vida en el altar correcto que es la Cruz del Calvario, y nos lleva a salir de la comodidad, a depender más del Espíritu Santo. Para esto es importante que puedas determinar un tiempo de ayuno donde prepararás el terreno de tu corazón, quitando cualquier cosa incorrecta.

El contacto con la Palabra también te ayudará a reconocer tu condición: no sólo consiste en leerla y al instante olvidar lo que dice, sino que cuando medites en ella, podrás ser confrontado y transformado.

¿De qué está hecha tu vida? ¿De qué materiales está hecho tu interior? Tal vez tu corazón ha estado lleno de frustración, de temor, de dolor, ansiedad, orgullo o de despropósito, pero hoy es la oportunidad para que deseches esto de tu vida y le digas al Señor que necesitas edificar tu vida sobre la Roca.

 

  1. DETERMINAR EL TIPO DE CIMIENTO Y LA PROFUNDIDAD DEL TERRENO

La profundidad se da cuando se encuentra un suelo capaz de soportar el peso de la edificación, es decir, un terreno rocoso (estable).

Hay 4 estratos que se pueden encontrar en un terreno, que son equivalentes a esas cosas que tienen que ser removidas de nuestra vida para que Jesús pueda ser nuestro fundamento:

  • Tierra negra o capa vegetal= es esa vida de pecado, de oscuridad, una vida doble delante del Señor.
  • Arcilla= es la falta de carácter. Cuando hay desobediencia, actitudes incorrectas, inmadurez, desenfoque, inconstancia en el llamado.
  • Arena= emocionalismo (cuando me baso en lo que yo quiero, lo que yo siento, lo que yo pienso)
  • Roca= la parte estable del terreno, es decir, Jesús!

Pero antes de llegar a la roca, primeramente se deben remover los elementos que no sirven y que afectan los cimientos.

Jesús es el fundamento de nuestra vida: cuando Él está en la base de la construcción de nuestra vida, viene la luz, se manifiestan los milagros, viene el alimento correcto, se sacia la sed, se vuelve al camino, y experimentas los beneficios de cada derramamiento de Su Sangre.

 

  1. EDIFICAR LA ESTRUCTURA

«Y si sobre este fundamento alguno edificare oro, plata, piedras preciosas, madera, heno, hojarasca,  la obra de cada uno se hará manifiesta; porque el día la declarará, pues por el fuego será revelada; y la obra de cada uno cuál sea, el fuego la probará. Si permaneciere la obra de alguno que sobreedificó, recibirá recompensa. Si la obra de alguno se quemare, él sufrirá pérdida, si bien él mismo será salvo, aunque así como por fuego». 1 Corintios 3:12-15

Es importante que lo que vayamos a edificar encima de la Roca esté alineado con el propósito de Dios, ya que en algún momento será puesto a prueba, y solo permanecerá si está dentro del plano original.

Hay un plano de construcción que ya está determinado para nuestra vida, y que Jesús, como nuestro Arquitecto, lo diseñó específicamente para nosotros, pero debemos ser cuidadosos en ejecutarlo, y así como Jesús nos dio ejemplo de esa plena obediencia y sujeción a la voluntad del Padre, así mismo nosotros debemos estar dispuestos a dejar que el mejor Arquitecto y Constructor sea quien nos guíe en cada decisión.

 

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