GRACIA Y FAVOR

Por MCI

PTe ruego, oh Jehová, esté ahora atento tu oído a la oración de tu siervo, y a la oración de tus siervos, quienes desean reverenciar tu nombre; concede ahora buen éxito a tu siervo, y dale gracia delante de aquel varón. Porque yo servía de copero al rey”.

Nehemías 1:11

ALGO EN QUE PENSAR

La gracia es el regalo más grandioso concedido por Dios a todos los que la quieran recibir, y lo mejor es que no tiene ningún costo. Gracia viene del griego “caris” que significa “belleza o atractivo”.

Dios no nos ve en nuestra lamentable condición, sino que nos da una mirada favorable, que es la que produce el milagro de la transformación. La gracia tiene la habilidad de transformar nuestro destino, pues nos saca del abismo de oscuridad y nos transporta a la luz de Su amor.

La gracia de Dios fue manifestada en plenitud a través de una persona, el hombre que más ha impactado el mundo entero: Jesucristo. Es por esto que a diario debemos esforzarnos en mantenernos en la senda de la gracia que nos fue otorgada a través de Jesús y de Su obra redentora en la cruz del Calvario.

La vida de Nehemías es un claro ejemplo de lo que es obtener directamente de parte de Dios la gracia y el favor para cumplir el propósito de Dios para él y su ciudad.

Veamos tres aspectos necesarios en la vida del cristiano para poder caminar por el camino de la gracia y el favor con el Rey:

 

  1. UNA VIDA DE ORACIÓN

“Te ruego, oh Jehová, esté ahora atento tu oído a la oración de tu siervo, y a la oración de tus siervos…”

Toda conquista se gana en el lugar secreto, y es por esta razón que el enemigo siempre está buscando la manera de interferir en el diario vivir del cristiano, trayendo distracción y oposición para que no haga uso de esta poderosa arma espiritual que es la oración.

Muchas veces dejamos de obtener respuesta a nuestras oraciones porque tal vez son superficiales, o depronto se hacen sin fe, o quizás las hacemos sin la motivación correcta.

Dios quiere adornar nuestra vida con un olor fragante de gracia y favor, pero debemos entender que nuestras oraciones deben traspasar el plano natural y deben llegar al corazón del Padre para que obtengamos respuesta. También es importante tener la seguridad que estamos haciendo la oración correcta, por lo cual si en determinado momento no sabes cómo pedir como conviene, el Espíritu Santo es nuestra guía y quien te dirigirá a elevar la oración correcta y específica.

Es tiempo de recuperar la pasión por la oración, y que nuestro clamor mueva la mano de Dios a nuestro favor!

 

  1. UNA ACTITUD DE REVERENCIA

«Quienes desean reverenciar tu nombre…”

Solo aquel que tiene temor reverente delante de Dios y constantemente está rectificando sus caminos, es aquel que refleja humildad en su manera de actuar, hablar y de relacionarse con Dios.

Sabemos que la rebeldía hace parte de la naturaleza del adversario, y que una de sus estrategias con las nuevas generaciones es infundir esta irreverencia, falta de sujeción y rebeldía en el corazón de los jóvenes para desviarlos del propósito de Dios. Pero debemos pedirle al Señor un espíritu correcto y un corazón que reconoce con humildad sus debilidades, que reconozca a Dios en todos sus caminos y que aprenda a conquistar todo de rodillas, humillado ante Su poderosa mano.

“Los sacrificios de Dios son el espíritu quebrantado; Al corazón contrito y humillado no despreciarás tú, oh Dios.” (Salmos 51:17)

    1. CONFESIONES ESPECÍFICAS

“Concede ahora buen éxito a tu siervo.»

Hay un poder especial en la confesión! Por eso cuando el rey se acercó a hablar con Nehemías (capítulo 2), en los primeros versos, una de las preguntas que le hace es: “¿qué cosa pides?”, dándole a entender “¿qué quieres que haga por ti?”. Nehemías sabía que esa era su oportunidad para pedirle al rey lo que necesitaba para reconstruir su ciudad natal, por eso él pide lo siguiente: permiso para ausentarse de su trabajo por varios días, también una carta para poder cruzar fronteras y territorios con la autorización del rey, y también pide madera fina para reconstruir las puertas de Jerusalén que habían sido quemadas. De no ser por la gracia que posaba sobre él, Nehemías no habría tenido tanto apoyo por parte del rey.

De la misma manera, vemos en los evangelios que Jesús, cada vez que tenía contacto con los enfermos o necesitados, lo primero que les preguntaba era: “¿qué quieres que haga por ti?”, llevándolos a ellos a confesar específicamente el milagro que necesitaban.

Es necesario que nuestras confesiones sean específicas, y que todo cuanto necesitemos, lo presentemos delante de Dios porque Él escucha y tus confesiones se vuelven declaraciones que fe que mueven el mundo espiritual a tu favor.

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