TRANSFORMADOS POR LA FE

“Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios”.

Romanos 10:17

ALGO EN QUE PENSAR

Sabemos que la fe es lo que nos relaciona con el mundo invisible y eterno, pues para entrar en él, necesitamos primero la experiencia del nuevo nacimiento. Jesús le dijo a Nicodemo: “De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios” (Juan 3:3). Nicodemo, al escuchar estas palabras, trató de comprenderlas a través de la lógica humana, por eso Jesús le dijo otra vez “De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios” (Juan 3:5).

Así como un bebé recién nacido, a la semana de vida, abre sus ojos y empieza a descubrir el mundo que le rodea, nosotros, después de experimentar el nuevo nacimiento, comenzamos a abrir los ojos espirituales para conectarnos con el reino de Dios. Es notable cómo en la medida que el bebé crece y se convierte en un niño, nace en él el deseo de poseer y obtener cosas, y siendo ya adulto, puede lanzarse a conquistar sus sueños.

Cuando nacemos a la vida del Espíritu acontece algo similar: primero empezamos a descubrir las ricas bendiciones del mundo de Dios; luego, como niños, podemos palparlas y cuando hemos madurado, podemos lanzarnos a la conquista de nuestros sueños, porque primero vemos y luego poseemos.

Veamos el propósito de tener el don de la fe en nuestras vidas y los beneficios que trae:

  1. LA FE ES ATRAÍDA POR LOS CORAZONES SENCILLOS

“Mas el justo vivirá por fe; Y si retrocediere, no agradará a mi alma. Pero nosotros no somos de los que retroceden para perdición, sino de los que tienen fe para preservación del alma”. (Hebreos 10:38-39)

Dios se encarga de crear las circunstancias para que Su Palabra llegue a la vida de aquellos que tienen hambre y sed de justicia y así el Señor los sacia de Su verdad.

Por lo general, el ser humano tiende a andar en la vida por vista y no por fe, tratando de aferrarse a lo que ve, olvidando que detrás de las cosas visibles hay un reino espiritual que no se ve, pero que existe, es real y eterno.

La fe nos lleva siempre a avanzar y entrar en terrenos de conquista, pero el espíritu de duda y la falta de fe siempre nos llevarán a retroceder para que desistamos de las promesas divinas. No vivimos por lo que nos dicen las circunstancias, sino por la fe, que es esa certeza de que Dios responderá a nuestra necesidad.

 

  1. LA FE NOS REVELA LA GLORIA DIVINA

“…nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor” (2 Corintios 3:18).

Pero, ¿cómo se lleva a cabo esa transformación? Similar a la metamorfosis que vive el gusano para convertirse en mariposa. Cuando buscamos la intimidad con el Espíritu Santo, quizás te sientas una persona indigna, con muchas ataduras, con luchas en la mente por pensamientos y deseos impuros, y al intentar entrar en intimidad con Dios, al abrirse a la vida del Espíritu, esas cosas incomodan e intentan obstruir tu desarrollo espiritual; pero al lograr desprenderse de la vieja naturaleza y dejarla a un lado, lograrás vivir una metamorfosis, y es cuando sentirás un cambio real.

De una persona natural, te transformas en una persona espiritual, cultivarás la intimidad con Él y aprenderás a moverte en el plano espiritual, el cual es el territorio de Dios. Podrás hablar el lenguaje de Su reino y caminarás en la dirección de Su Espíritu, porque has sido transformado.

  1. LA FE ANULA TODO ARGUMENTO DEL PASADO
“Anulando el acta de los decretos que había contra nosotros, que nos era contraria, quitándola de en medio y clavándola en la cruz, y despojando a los principados y a las potestades, los exhibió públicamente, triunfando sobre ellos en la cruz” (Colosenses 2:14·15).

Jesús tomó nuestro lugar, Él recibió el castigo que todos merecíamos, anulando el acta de decretos que nos era contraria, la quitó de nuestras vidas y la clavó en la Cruz del Calvario. Hay dos aspectos muy importantes que debemos aprender en este pasaje: es importante que para que alguien pueda vencer los poderes demoníacos, primero debe estar bien seguro que todos sus argumentos del pasado fueron cancelados en la Cruz.

La fe en Jesús será lo único que nos podrá blindar y mantener alejados de poder del enemigo. Si necesitamos experimentar un nuevo nacimiento, debemos acudir a Él, así como lo hizo Nicodemo.

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