FUERZA PARA VENCER

“Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo.” (Juan 16: 33).

ALGO EN QUE PENSAR

Cuando en 1962, mi abuela agonizaba, a los 91 años de edad, me mandó a llamar en horas de la madrugada. Me pidió́ que me arrodillara a la orilla de su cama, puso sus manos en mi cabeza, me bendijo y oró a Dios pidiendo que me hiciera un predicador del Evangelio, un siervo de Dios.

A muy temprana edad sentí́ la unción del Espíritu Santo. Sobrevino un quebrantamiento tremendo, un sello en mi corazón por una oración de una anciana que, aún en su vejez, estaba vigorosa y verde, preparándome para el ministerio. Dos horas después falleció́. Ese mismo año, unos meses más tarde, hubo un avivamiento en nuestra congregación, una iglesia bautista del Canadá́.

El Señor se manifestó́ derramando del poder de Su Espíritu, y yo recibí́ el bautismo en el Espíritu Santo a los trece años de edad. Entonces se activó la oración de mi abuela y el anhelo en mi corazón de servir a Dios. Pasé esos años dedicado a la lectura de la Palabra, a la evangelización, a la oración, a la búsqueda del Señor, junto con otros jóvenes que fuimos impactados por Dios.

Cuarenta años después de haber empezado a predicar, pues empecé́ a los 15 años de edad, Dios me ha dado el privilegio de pastorear la Fraternidad Cristiana de Guatemala, la congregación que empezó́ en 1979 con cinco familias y ha producido en 29 años miles de nuevos cristianos. Nuestra congregación hoy en día tiene alrededor de doce mil miembros. El auditorio tiene capacidad para doce mil doscientas veinte butacas de teatro, y aulas para tres mil niños.

Pastor Jorge López

Jesús venció al mundo y a todas las fuerzas diabólicas que operan en la tierra, trazando la senda para que andemos en Sus pisadas. Así como Él fue en la tierra, debemos también ser nosotros en todo lo que hagamos, usando todas las herramientas de conquista que Él nos dejó al alcance para vencer la obra del enemigo.

Vemos que Jesús siempre andaba fortalecido en las promesas que Su Padre celestial le había dado, y siempre era fiel a Sus palabras. Aunque era el hijo de Dios, también tuvo que enfrentar momentos donde satanás se levantó a desafiarlo, a tentarlo, a avergonzarlo y a hacerle tropezar, pero siempre vemos que el carácter de Jesús era firme, radical y nunca se dejó mover por los engaños del adversario, porque tenía en claro cuál era el propósito específico con el cual fue enviado por Su Padre a la tierra, y era nuestra redención y salvación.

Jesús por medio de su ejemplo, nos enseñó a usar armas espirituales específicas para vencer:

1. EL ARMA DE LA ORACIÓN

“orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu, y velando en ello con toda perseverancia y súplica por todos los santos”. Efesios 6:18

Muchas veces pensamos que la oración es un arma que solo debe ser usada en los momentos difíciles, de desafío, y cuando todo está fuera de orden; pero el apóstol Pablo nos enseña que la oración debe ser un arma de uso continuo e intenso.

Muchos cristianos entran en tiempos de oración, pero tal vez llega un momento donde no saben por qué mas orar, o sienten que todo está bien y que no se necesita de la oración, pero este verso nos enseña que debemos ser constantes, y que cuando no sepamos por qué orar, debemos pedirle al Espíritu Santo que nos revele y que nos enseñe a pedir como conviene.

Romanos 8:26 “Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles.”

Pero hay más características importantes en este verso que nos enseñan de cómo debe ser nuestra oración y cómo usar correctamente esta arma: “velando en ello con toda perseverancia y súplica”. Muchas limitamos la oración porque tenemos un cierto tiempo destinado para ella, pero aquí nos habla de velar y perseverar, es decir, no soltar esta arma hasta que no recibamos la respuesta de parte de Dios.

2. EL ARMA DE LA ALABANZA

“Los que teméis a Jehová, alabadle; Glorificadle, descendencia toda de Jacob, Y temedle vosotros, descendencia toda de Israel” Salmos 22:23

Muchos piensan que la alabanza es solo para las personas que saben interpretar un instrumento, o que saben cantar, o piensan que solo hace referencia al momento donde hay música dentro de una reunión; pero la alabanza es una actitud del corazón hacia Dios, donde le elevas palabras de exaltación por lo que Él es y lo que representa para nosotros.

Cuando alabamos a Dios, se levantan murallas de protección, ya que el enemigo queda confundido, avergonzado, y quien se glorifica en medio de las circunstancias es el Señor. La mejor manera de alabar a Dios y de adorarle, es cuando en un acto de fe, puedes ir al pie de la Cruz, y postrar tu vida allí, y despojarte de todo peso y de toda carga, y puedes descansar en Jesús.

Es ahí cuando puedes experimentar esa paz que sobrepasa todo entendimiento. La única manera de tocar el corazón de Dios y hacer que Su mano se incline a tu favor, es por medio de la alabanza.

3. EL ARMA DE LA PREDICACIÓN

“El Espíritu de Jehová el Señor está sobre mí, porque me ungió Jehová; me ha enviado a predicar buenas nuevas a los abatidos, a vendar a los quebrantados de corazón, a publicar libertad a los cautivos, y a los presos apertura de la cárcel” Isaías 61:1

Sabemos que en el corazón de Dios está la salvación para nuestras vidas, nuestras familias, amigos cercanos, y aún para aquellos que no conocemos. Por eso sabemos que este tiempo no es para quedarnos conformes con asistir a la iglesia y dejar que las personas se pierdan en vicios, divorcios, violencia, enfermedad.

Hay buenas noticias, y es que Jesús YA VENCIÓ AL MUNDO, y que en Él estamos confiados; a pesar de cualquier situación difícil, tendremos esa paz en nuestro corazón que sobrepasa todo entendimiento, y que fruto de Su sacrificio en la Cruz tenemos derecho a una vida de abundancia.

Esto mismo debemos compartirlo a aquellos que han estado sin esperanza, sin fuerzas y desalentados, y hacerles entender que en Jesús hay salvación, amor, perdón de pecados, libertad, sanidad física e interior, y una vida completamente nueva.

3. EL ARMA DEL TESTIMONIO PERSONAL

“Y ellos le han vencido por medio de la sangre del Cordero y de la palabra del testimonio de ellos, y menospreciaron sus vidas hasta la muerte” Apocalipsis 12:11

El mayor ejemplo que podemos tener para nuestras vidas es Jesús: Él se hizo hombre y vivió como uno de nosotros aquí en la tierra, y por lo tanto también fue tentado, fue provocado, fue herido emocionalmente, fue traicionado; pero siempre Sus respuestas eran sabias, cargadas de poder, y siempre mantuvo el enfoque correcto, que fue servir a la humanidad y dar Su vida por cada uno de nosotros.

Un arma poderosa en el mundo espiritual es nuestro testimonio personal. Muchas veces predicamos más con nuestro ejemplo y nuestras actitudes, que con una enseñanza. Nunca podremos hablar de la Palabra de Dios y ser personas de mal testimonio en como hablamos, en la relación con otros, en deberle a otros y no pagar, etc.

Lo que nos respalda y nos da autoridad para predicar a otros, es que seamos una generación que nuestro testimonio hable por nosotros.

 

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