LA MISIÓN DE JESÚS

“… El tiempo se ha cumplido, y el reino de Dios se ha acercado; arrepentíos, y creed en el evangelio”.

Marcos 1:15

ALGO EN QUE PENSAR

En el museo alpino de Zermatt, en Suiza, se exhibe una cuerda rota. Parece fuerte y resistente, pero falló en un momento crítico, y ésta es la historia: Eduardo Whymper, famoso tallador de madera y alpinista, había tenido durante años el deseo de llegar a la cumbre más alta de Matterhorn. Un día comenzó la ascensión con todo entusiasmo, acompañado de otros tres alpinistas y guías. Todo iba bien, hasta llegar al punto más alto de la montaña. Allí, en el elevado pico, gozaron de una vista magnífica y al respecto Whymper dijo después: “una hora serena de gloriosa vida”.

Luego, aseguraron las sogas para descender, y lo hicieron despacio, con mucha cautela por el temible precipicio. Un grito repentino resonó por las montañas, cuando uno de los alpinistas cayó sobre el primer guía, lanzándolo fuera de su punto de apoyo. Los dos hombres siguientes fue- ron arrastrados, pero los experimentados alpinistas sujetaron la soga con firmeza para soportar el golpe. Ante el horror de todos, la cuerda no resistió el golpe y se cortó, desapareciendo los cuatro hombres en ese precipicio a más de 1.200 metros de profundidad.

Horas más tarde, los tres que quedaron llegaron al lugar de partida para contar la triste historia; la cuerda rota fue examinada y se descubrió el por qué no resistió: sencilla- mente no era el tipo de cuerda que se usa en el alpinismo, ya que las que se usan para ésta práctica se distinguen por una hebra roja que pasa a través de la cuerda, y ésta no la tenía.

De la misma manera, una persona que cree en Jesús tiene una marca especial, que es dada por Su preciosa Sangre que fue derramada en la Cruz. Debemos asegurarnos de tener la protección correcta en nuestras vidas, que solo proviene de Su sacrificio por cada uno de nosotros.

El Padre se sintió bien representado en Su Hijo, porque Él siempre hizo lo que al Padre le agradaba. Esta fue la misión de Jesús con cada uno de nosotros al venir a la tierra:

  1. REDENCIÓN

“en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados según las riquezas de su gracia”. (Efesios 1:7)

La palabra Redención o Redimir, significa Rescatar, quitar de las manos del que tenía cautivas nuestras vidas. Nosotros estábamos bajo el dominio de Satanás y por causa de nuestros pecados, él nos controlaba y nos dominaba, pero Jesús, a través de Su Sangre (que fue el precio que Él pagó), nos rescató, nos liberó y Satanás dejó de tener control sobre nuestras vidas.

Cuando declaras “por la Sangre de Jesús, yo soy redimido del poder del enemigo y he sido trasladado al reino de Jesucristo”, el adversario tiene que huir y sabe que no puede retenernos ni tampoco esclavizarnos con pecados, enfermedades, cosas incorrectas, pensamientos negativos, malas conductas, porque el precio ya fue pagado y las cadenas de opresión fueron rotas, los cerrojos y puertas fueron abiertas y podremos vivir en plena libertad.

 

  1. PERDÓN DE PECADOS

Para la mayoría de personas es más fácil recibir sanidad, porque hay todo un abanico de opciones, mientras que para el perdón de pecados sólo hay un medio, y es a través del amor de Jesús que fue expresado por medio del derramamiento de Su Sangre.

Cuando declaras “por la Sangre de Jesús, todos mis pecados son perdonados”, estás confesando que solo por medio de la Sangre de Jesús podemos relacionarnos directamente con Dios; además de limpiar nuestros pecados, se encarga de tomar la deuda que teníamos con Dios que estaba expresada en decretos que el adversario había acumulado en nuestra contra, los cuales quita de en medio y los destruye en la Cruz del Calvario (Colosenses 2:14-15).

  1. EL PODER DE CONFESAR Y DECLARAR LA PALABRA DE DIOS
“Y ellos le han vencido por medio de la sangre del Cordero y de la palabra del testimonio de ellos, y menospreciaron sus vidas hasta la muerte” (Apocalipsis 12:11).

Muchos creyentes, incluyendo líderes, caen en las trampas del enemigo porque no saben cómo usar las armas espirituales que el Señor nos dio para derrotar al enemigo. Es deber del guerrero conocer muy bien sus armas, y volverse diestro en el manejo de ellas.

El apóstol menciona tres armas que son las que provocaron el desalojo del adversario de su propio reino espiritual: la 9 primera arma tiene que ver con el poder atómico que tiene la Sangre de Jesús, para que nosotros fuéramos trasladados del reino de las tinieblas al reino de Luz por medio del Espíritu Santo; la segunda arma es la confesión que nosotros hacemos de lo que la Sangre de Jesús hizo por nosotros, pero también sabiendo que cada derramamiento de sangre que Jesús tuvo que vivir, tiene un propósito específico, y es darnos libertad en las diferentes áreas de nuestra vida (los 7 derramamientos de Su Sangre nos hacen libres de la traición, de la enfermedad, rebelión y dolor; nos libera de la ruina y la pobreza, de una imagen incorrecta de nosotros mismos, de la improductividad, de la falta de propósito y de las falencias emocionales). Y la tercera arma, es el llevar una vida totalmente rendida ante el Señor.

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