LA EXPERIENCIA DE LA CRUZ

“Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna”

Juan 3:16

ALGO EN QUE PENSAR

El Dr. Derek Prince compartió́ acerca de una visión que tuvo, por medio de la cual el Señor trajo a su vida una mayor comprensión acerca del poder de la Cruz. En ella el Señor le decía “De las tres cruces en el Monte Calvario, la del medio, ¿a quién pertenecía? Piensa bien antes de responder”.

Y él pensó, esa cruz no fue hecha para Jesús, sino para Barrabas. –¿Entonces Jesús tomó el lugar de Barrabas?. “Sí Señor” – respondió él. “¿Yo pensé́ que Jesús había tomado tu lugar?” En ese momento el Dr. Derek Prince comprendió que tanto él, como cada uno de nosotros, por así́ decirlo somos ese Barrabas, y que Jesús tuvo que tomar nuestro lugar, cargando con nuestro castigo para darnos redención.

 

  1. UNA CITA CON JESÚS EN LA CRUZ

“Anulando el acta de los decretos que había contra nosotros, que nos era contraria, quitándola de en medio y clavándola en la cruz, y despojando a los principados y a las potestades, los exhibió públicamente, triunfando sobre ellos en la cruz”. Colosenses 2:14

La maldición no viene como fruto del azar; la maldición entra a una vida cuando alguien le abre la puerta. Pero gracias a Dios que la Escritura enseña que todos los argumentos que había contra nosotros ya fueron cancelados por medio de la obra redentora de Jesucristo en la Cruz del Calvario.

En su carta a los gálatas, el Apóstol dijo: “Cristo nos redimió de la maldición de la ley, hecho por nosotros maldición (porque está escrito: Maldito todo el que es colgado en un madero” (Gálatas 3:13). Aunque la Cruz del Calvario es locura para algunos, para nosotros es poder de Dios. Tan solo se requiere tener fe en Jesús, esto nos hace justos delante de Dios. No importa lo que usted haya hecho en el pasado, cuando entregó el corazón a Jesús, Él ya había absorbido toda su iniquidad y roto toda su maldición en la Cruz del Calvario; pues Su muerte reemplazó la suya.

Jesús le hizo justo y ninguna iniquidad del pasado se tomará en cuenta en su vida. Ezequiel dice: “Al justo no lo salvará su propia justicia si comete algún pecado; y la maldad del impío no le será motivo de tropiezo si se convierte. Si el justo peca, no se podrá salvar por su justicia anterior” (Ezequiel 33:12). Todo le será perdonado.

Sus pecados fueron llevados a la Cruz del Calvario y cancelados por el poder de la Sangre de Jesucristo.

 

  1. JUNTAMENTE CRUCIFICADOS

“Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí”. Gálatas 2:20

Todos los creyentes debemos recibir la revelación de la Cruz, pues si participamos de la muerte de Cristo, también gozaremos de Su resurrección, y si sufrimos con Él, también reinaremos con Él. Lo que más se asemeja a esta revelación es cuando los padres han perdido a su único hijo, circunstancia en la que es muy difícil encontrar consuelo, es un dolor tan profundo que, por más que se quiera, no se puede dejar de llorar.

A esto se refirió́ el profeta Zacarías cuando dijo: “Y derramaré sobre la casa de David, y sobre los moradores de Jerusalén, espíritu de gracia y de oración; y mirarán a mí, a quien traspasaron, y llorarán como se llora por hijo unigénito, afligiéndose por él como quien se aflige por el primogénito” (Zacarías 12:10).

 

  1. EL PODER DE LA SANGRE DE JESÚS

“En quien tenemos redención por su Sangre…” Efesios 1:7A

La misericordia de Jesús nos alcanzó y nos redimió con el poder de Su Sangre. Así como Israel entró a la tierra prometida, por medio de la fe en Jesús, nosotros podemos entrar a la tierra de las promesas divinas. Es allí donde cada una de las promesas dadas por Dios a Sus siervos en el pasado cobra vida hoy para nosotros.

Todo aquel que haya aceptado a Jesús en su corazón y se haya lavado con Su Sangre, experimenta lo que dijo el Salmista: “Porque has puesto a Jehová, que es mi esperanza, al Altísimo por tu habitación, no te sobrevendrá mal, ni plaga tocará tu morada. Pues a sus ángeles mandará acerca de ti, que te guarden en todos tus caminos” (Salmos 91:9-11).

Comprenda que a través del pacto de la Sangre de Jesús su vida fue liberada de toda opresión del enemigo. Nunca olvide que el Señor tiene el control sobre todas las cosas y que su vida ahora está en el propósito de Dios.

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