CONCIBIENDO EL SUEÑO DE DIOS

“En el principio creó Dios los cielos y la tierra. Y la tierra estaba desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo, y el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas. 3 Y dijo Dios: Sea la luz; y fue la luz”

Génesis 1:1·3

ALGO EN QUE PENSAR

Mientras en la tierra todo era caos y las tinieblas dominaban sobre el abismo, el Espíritu de Dios estaba concibiendo sobre las aguas la creación del universo; si hablamos de un ejemplo gráfico, podemos ver que así mismo sucede con las gallinas, que al empollar, están engendrando a sus polluelos.

Así mismo sucede con el Espíritu Santo que, al intervenir en una vida donde hay tal vez desorden, temor, oscuridad y falta de visión, comienza a plasmar Sus sueños y a depositar de Su Espíritu en él para así cumplir el propósito divino en esa persona.

Los sueños son el lenguaje del Espíritu Santo, y por esta razón, Él siempre te hablará y te motivará a seguir el sueño correcto, así te implique dejar tus propios sueños a un lado. Recuerda que los sueños que provienen de parte de Dios para tu vida, solamente pueden ser engendrados por el Espíritu de Dios.

¿Cómo lograr concebir el sueño de Dios en tu vida?

  1. CREER

“Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve”. Hebreos 11:1

Dios se agrada de aquellos que llevan una vida de fe, porque por medio de ella pueden transformar las circunstancias más caóticas en algo nuevo; a través de la fe podemos llamar las cosas que no son como si fueran y dar vida a todo aquello que había perdido vida.

Muchas veces nuestra fe es puesta a prueba y es cuando miramos a las circunstancias o ponemos nuestros ojos el Señor, pero es ahí cuando el Señor nos da promesas a las cuales nos debemos aferrar, porque es Su misma voz hablándonos y haciéndonos abundar en la fe. La Palabra nos enseña en Romanos 10:17 “Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios”, lo cual nos afirma que nuestra fe será aumentada solo si alimentamos nuestro corazón y nuestro espíritu de las promesas.

La palabra de Dios es eterna, y si Él te ha dado una promesa, Él no cambia de parecer, y hará que Su palabra se cumpla por encima de cualquier adversidad u obstáculo.

 

  1. CONFESAR

“Por la fe entendemos haber sido constituido el universo por la palabra de Dios, de modo que lo que se ve fue hecho de lo que no se veía”. Hebreos 11:3

La Palabra es espíritu y es invisible, pero tiene bastante poder; es decir que, de lo espiritual e invisible vino lo material y lo visible. Vemos la autoridad que hay en la Palabra de Dios, porque al ser confesada, trajo al plano natural lo que ha se había concebido.

Cuando el Espíritu ya había concebido en su totalidad lo que quería ver en mundo físico, fue cuando Dios habló por primera vez; esto lo vemos en Génesis 1:3 “Y dijo Dios: Sea la luz; y fue la luz”. Muchas áreas en nuestras vidas pueden estar desordenadas, pero simplemente declara: “sea la luz”, porque cuando Dios da Su palabra, Él trae esperanza.

Éste es un principio para que puedas ver ese Nuevo Comienzo en tu vida, y todas las áreas de tu vida puedan reverdecer: aunque estés en el último mes del año, aunque las circunstancias te indiquen cosas negativas, sólo declara la Palabra “Sea la luz” sobre tus finanzas, sobre tu cónyuge, sobre tus hijos, sobre tu negocio, sobre tus discípulos, y el Señor hará todo nuevo.

 

  1. PERSEVERAR

“… y dijo Faraón a sus siervos: ¿Acaso hallaremos a otro hombre como éste, en quien esté el espíritu de Dios?” Génesis 41:38

José es el claro ejemplo en la Biblia de un hombre perseverante en el sueño de Dios para su vida. Lo que tuvo que vivir José por años hasta lograr ver el cumplimiento del sueño que Dios le había dado, nos debe motivar a salir adelante en medio de las luchas y concretar nuestros sueños.

El Señor le dio a José un sueño donde le reveló el curso que tomaría su vida y los grandes planes que tenía para él. Cuando compartió el sueño con sus hermanos, lo tomaron a mal, pues era el menor de la familia y, por ser el preferido del padre, pensaron que usaría ese privilegio para enseñorearse sobre ellos, y por esta causa lo rechazaron (Génesis 37:5).

¿Cuántos años tuvieron que pasar antes de que se cumpliera lo que Dios había mostrado a José? ¿Qué habrá pensado cuando vio a sus hermano en Egipto buscando alimentos, y sin conocer su identidad, se postraron ante él haciéndole reverencia? Tal vez tuvo un momento de gratitud a Dios y de reconocer que ningún hombre puede oponerse al cumplimiento de los sueños dados por Dios.

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